Por un Zoo al servicio de la biodiversidad

Per Emili Fardurdo, degà del CBC

Aquest article ha esta publicat a El Períodico Digital 22/12/2016

Foto Ferran Nadeu

Hace 134 años, un 23 de septiembre de 1882, la prensa barcelonesa recogía las palabras de Francisco Darder, primer director del Zoo de Barcelona, anunciando la apertura de la "sección zoológica de nuestro parque municipal", primera piedra del "futuro parque zoológico de aclimatación y naturalización", que tenía por objetivo "la cría, mejora y multiplicación de los animales". Desde entonces, el Zoo ha aportado a la ciudad ciencia, entretenimiento y ocio. Y ha sido capaz además de posicionar a Barcelona como un referente en la defensa de la biodiversidad y los estudios científicos en este campo, en colaboración con universidades y zoológicos de todo el mundo.

UN ZOO PIONERO

Paso a paso, el Zoo barcelonés ha sido también pionero en la transformación y adaptación de sus espacios a las necesidades e inquietudes de las sociedades modernas. Ya en 1956 se supo transformar de "casa de las fieras", donde los animales se exhibían en jaulas sin acondicionamiento, en un auténtico “jardín zoológico”, con amplios espacios que reproducían el entorno natural de cada especie. Lo fue también al construir el primer delfinario en los años 60, una década en la que la ciudad se convirtió en noticia mundial al incorporar al único gorila albino conocido, Copito de Nieve. Un animal que difícilmente habría sobrevivido en su entorno natural y que fue descubierto –y salvado– gracias a la creación tiempo atrás de un centro de conservación de la fauna en Guinea Ecuatorial.

El Zoo es también un referente emocional para varias generaciones de barceloneses, que guardan recuerdos preciados de un espacio que ha contribuido a su ocio pero en el que también se han concienciado sobre la protección de especies protegidas, la biodiversidad y la educación ambiental. Como biólogos, sabemos muy bien que la vida es cambio. Por eso es indudable que el papel de los zoológicos ha cambiado con el paso de los años. Y nuevamente el de Barcelona ha sabido hacerlo en todo momento. Una buena muestra es su participación activa en la Asociación Mundial de Zoológicos y Acuarios (WAZA), donde desarrolla desde hace años numerosos programas de conservación de especies amenazadas, que de otra forma estarían condenadas a la desaparición.

NO ES POSIBLE QUEDARSE A MEDIO CAMINO

A pesar de cumplir esta función de protección de la biodiversidad –y de su protagonismo como signo de identidad de Barcelona–, el Zoo se encuentra hoy amenazado. Es necesario tomar una decisión sobre su futuro que no puede quedar a medio camino: o se profundiza en la transformación que lo ha convertido en uno de los referentes europeos en protección de la biodiversidad, o se toman decisiones drásticas como puede ser determinar su cierre. 

Sea cual sea el camino que se decida seguir, el proceso de toma de decisiones creemos que exige un debate profundo en el que deben estar más implicados –sobre todo– científicos, técnicos, gestores y personal experto. No puede ser que la decisión sobre el futuro del Zoo de Barcelona quede solo en manos de portavoces de fundaciones, asociaciones y partidos políticos.